Capítulo 13 – La última cena
Entre
sueños noté como Mario recogía de debajo de mi cabeza su zapatilla al tiempo
que me decía algo así como “quítate de mi zapatilla perro”. Continué medio
durmiendo aunque un portazo acabó por desvelarme. Me dolía el cuello de tenerlo
totalmente de lado, al abrir los ojos solo vi el suelo, la habitación estaba tranquila,
era evidente que Mario había salido. Miré a la otra cama y tampoco había nadie.
Otra
vez no – pensé- me habían dejado atado y se habían marchado, aunque no tenía
claro si Roberto había llegado a subir a la habitación. A través de la puerta
se colaban los ruidos al fondo de gente voceando, y portazos, aunque algo
alejados. Me había resignado y estaba triste, ya daba por supuesto que pasaría
otro desayuno atado, al menos la anterior vez estaba en una cama y no en el
suelo de cualquier manera. Pero no
ocurrió así, afortunadamente, la puerta se abrió.
-Jajajajajaajaja, vaya aspecto
más lamentable – era la voz de Roberto, sin duda, y lo confirmé tras moverme un
poco.
-¿Me puedes desatar, por favor?
Roberto
se acercó a mí, pude ver sus nike blancas a la altura de mi cara, me observaba
desde arriba rebuscando en su pantalón corto.
-No parece muy cómoda esa postura
– dijo mientras me abría las esposas.
En
cuando me liberó me moví lentamente, me dolía cada músculo, habían sido mu chas
horas con la misma pose.
-Auuu – dije sentándome en el
suelo y tratando de estirarme un poco – no, no es para nada cómoda.
Roberto
sacó mi ropa del armario, esta vez acompañada de las zapatillas, y se metió a
ducharse, no me molesté ni siquiera en bajarme los calcetines para que no se
viesen a pesar de ser rosas, me vestí y salí corriendo al comedor donde ya
estaban casi todos desayunando.
-¿Aun dura la apuesta? – me
preguntó Javi en la mesa
-¿Cómo? – no sabía a qué se
refería en absoluto.
-Llevas lo calcetines rosas de ayer
jajaaja
-Aaaah, sí, eso… -me quedé
pensativo un momento – la apuesta era hasta final de campamento, y bueno, queda
poco…
-A ver un momentitooo, por
favoorr, atendedme –era una monitora la que hablaba-, vamos a bajar a la
piscina como el otro día, así que subir a por el bañador y os esperamos en la
puerta, ¡venga!
La
noticia gustó a todo el campamento, en realidad llevábamos días pidiendo
volver, a fin de cuentas estábamos en verano y siempre apetece un chapuzón.
Tras
recoger la mochila de la habitación y soportar algún insulto y comentario
jocoso por parte de mis dos compañeros de habitación me reuní con mis amigos y
en la entrada de la estación esperando a salir hacia la piscina. Ya de camino,
y casi llegando se me acercó Dani.
-¡Hola cómo estás! – me dijo
Yo
estaba hablando con una compañera y desvié la vista para ver quién era.
-Ah, hola Dani, qué tal, bien,
bien ¿tú?
-Me aburrí un poco anoche, aunque
he podido dormir bien- dijo mientras hacíamos cola para pasar por la taquilla.
-Yo no me aburrí precisamente –
le dije con tono sarcástico – además de que dormir no es algo que esté
resultando un placer últimamente.
-Ya, con el cabrón de Mario en
esa habitación, no me extraña, ¿oye compartimos vestuario? – dijo guiándome un
ojo.
-Claro, claro – no lo dudé, era
mejor que compartirlo con Mario.
La
cabina en la que entramos no tenía el taburete que recordaba de aquellos
vestuarios, estaba en medio de otras dos en una fila de por lo menos seis
cabinas, todas, con chicos del campamento cambiándose, las voces se sucedían,
los gritos, de “¿Dónde estás?, portazos, y gritos de los monitores para que nos
portásemos bien y evitásemos armar tanto jaleo. Dani se quitó las zapatillas y
los pantalones, que aquel día eran cortos, no llevaba slip y su polla estaba más triste que otras veces.
Yo me había sacado la camiseta y estaba con los cordones.
-Cuando quieras – me dijo señalándome
la polla.
-Pero estamos rodeados de gente –
le dije por lo bajo.
-No nos ven, así será más
emocionante.
Me
puse de cuclillas, las paredes no llegaban hasta el suelo y se podía ver los
pies de los compañeros cambiándose, y la postura que me pareció que llamaría
menos la atención fue esa. Se la agarré con una mano y empecé a pajearle, con
la otra le magreaba los huevos hasta que fue ganando tamaño.
-Me encanta cómo lo haces – dijo
acariciándome la cabeza.
En
cuanto ganó el tamaño suficiente le descapullé y comencé a darle lametazos. El
griterío de los vestuarios fue disminuyendo, las cabinas adyacentes quedaron
vacías y eso hizo que cogiese confianza. Le pajeé mientras mamaba, tardó más de
lo habitual en empezar a lubricar.
-Que putita eres – me dijo con un
tono que denotaba placidez.
Seguí
succionando hasta que conseguí babearle la punta de la polla entera, chupé y
chupe.
-Para, para – me dijo sacándose
la polla de la boca –abre bien la boca.
-Pero no me irás dejar lefado tío
–le dije
-Ábrela bien
La
abrí y empezó a meneárselas hasta apurar la paja. Me lanzó dos débiles chorros
que hicieron diana en la boca, yo me los tragué sin rechistar, y me la metí en
la boca para chupar y succionar los restos.
-Uffffffff eso eso
Nos
terminamos de preparar y salimos, primero él,
y después de un rato salí yo. Busqué con la mirada las toallas de mis
amigos y me puse junto a ellos.
-¿Pero dónde estabas? – me
preguntó Javi – si has entrado de los primeros.
Buena
pregunta, y la respuesta estaba fabricándose en mi cabeza, lo que aún no tenía
todos los materiales así que traté de ganar tiempo.
-¿Cómo dices? – dije dando por no
oída su pregunta.
-Que cómo coño has tardado tanto.
Afortunadamente
mi mente ya había elaborado algo mínimamente plausible.
-En… en el baño, que me dio un
apretón jejejej, no sé, el desayuno que me ha sentado un poco mal.
-Sí, la verdad es que la leche de
este sitio sabe un poco rara, a mí tampoco me sienta muy bien.
La
verdad es que en esos días estaba tomando más leche de niñato que de vaca.
-Ya te digo – le dije con el
pensamiento en otro sitio…
Hicimos
algunos juegos todos juntos por equipos tanto fuera como dentro de la piscina,
a ratos jugábamos a las cartas y a ratos nos dejaban estar a nuestro aire en el
agua. Me puse a nadar un poco, y después de algunos largos paré a tomar aire y
se me acercó Mario. Traté de salir rápidamente y hacer otro largo pero se me
colocó en medio y me agarró de las pelotas.
-Aaaaah, sueltaa
-Dónde vas tan deprisa – dijo sin
soltarme los huevos.
-Estoy nadando, ¿me dejas?
-Tengo ganas de ir al baño,
porqué no me acompañas – y apretó más
-Aaaaaah, vale vale, vamos.
Nadamos
hasta la orilla y salimos, supuse que querría una mamada, así que fui hacia la
parte de las cabinas.
-¡Espera!, por aquí – dijo indicándome la zona de las
duchas.
Yo
cambié de rumbo y entré donde él me dijo, no había nadie, aunque en los
vestuarios había gente cambiándose.
-Entra ahí – me dijo señalándome
una de las duchas con puerta.
Entré
y después el, cerró la puerta y se sacó del bañador la polla que estaba algo
pequeña para mi gusto, empezó a pajearse un poco.
-Abre la boca – me dijo con una
sonrisita.
Yo
la abrí y la acerqué, justo cuando tenía la mitad en mi boca comenzó a mearse.
-¡Eeeeeeh pero que haces! – dije
apartando la boca.
-Aliviarme perro– dijo medándome
entero, usó la polla como si fuese una manguera por toda mi cara y cuerpo.
Era
asqueroso aunque yo estaba empapado por haber salido corriendo de la piscina,
aquella sensación de humedad caliente y el olor me dio mucho asco, me recordó a
un sueño que había tenido días atrás, que no me había gustado lo más mínimo, y
ahora estaba materializándose. Terminó de sacudírsela, se la guardó y se
marchó. Afortunadamente, estaba en una ducha y pude ducharme y salir de nuevo
al recinto, me metí en la piscina y seguí nadando de mal humor, estaba hartito
de Mario y sus putadas.
-Cuánto has nadado – me dijo mi
compañera de mesa estando comiendo.
-Sí, si, la verdad me apetecía
hacer unos largos.
Debí
hacer al menos treinta o cuarenta largos, no los conté, necesitaba olvidarme de
la última canallada de Mario.
-Jolín que aguante tienes – me
dijo
-Bueno… un poco jejejeje
Era
más que evidente que se me insinuaba aunque yo tenía otras preocupaciones, como
tratar de evitar que mis compañeros de habitación me amargasen más el día.
-A ver chicos, vamos a poner
película – dijo el monitor habitual de este tipo de anuncios – levantad la mano
a ver quienes queréis verla
No
era mala idea, ver una película y pasar la sobremesa haciendo algo distinto que
no fuese estar atado, así que levanté la mano, y como yo la gran mayoría, menos
Roberto y Erika, que parecían esperar a saber qué iba a hacer yo. Mario también
levantó la mano, pero aquella información la tenían de ante mano.
-Treinta y ocho, vale, -
prosiguió el monitor – después, como hoy es el último día, bajaremos al centro
a dar una vuelta, a que compréis algo si queréis, y a estar por ahí hasta la
hora de la cena, después estamos preparando los monitores una fiesta de
despedida en las pistas deportivas, que ya veréis.
Último
día – pensé-. La verdad es que ni había reparado en qué día de la semana
estábamos, pero si, ya llevábamos dos semanas y al día siguiente haría la
quincena, lo que implicaba necesariamente que volveríamos a casa, en poco más
de veinticuatro horas todo aquello habría terminado, y a pesar de las múltiples
cabronadas a las que había sido sometido se me habían pasado los quince días
volando.
Y
así, fue, tras la peli que fue una de James Bond con Pierce Brosnan, bajamos a
la zona céntrica de la ciudad donde nos juntamos por grupos y pasamos la tarde
paseando y tomando algo en las terrazas, haciéndonos algunas fotos de grupo, visitando
tiendas, y pasándolo bien en definitiva.
-¿Qué vas a hacer mañana cuando
llegues a casa?, aparte de cambiarte los calcetines jajajaj – me preguntó Javi
cuando ya subíamos a cenar.
-Jajajajajajajaj, si, pues no se
– le dije pensativo.
No
me había planteado nada de eso, estaba dentro de una rutina que me tenía
absorbido por completo.
-Puesss no sé, imagino que lo
mismo que antes de venir aquí, ir a la piscina con mis amigos y cosas así,
hasta que empiece el curso de nuevo – le dije.
En
la cena no ocurrió nada fuera de lo común, aparte de que nos sirvieron un
helado de chocolate que hizo las delicias de más de uno, nos tenían
acostumbrados a fruta y yogures de sabores, aquello era toda una delicatesen,
aunque fuese un helado normalucho del todo. También nos pasaron una lista con
todos los participantes del campamento para que pusiéramos al lado de nuestro
nombre nuestros respectivos correos electrónicos, para poder hacer copias y
distribuírnoslas a todos, así podríamos mantener el contacto.
Al terminar como nos indicaron los monitores,
fuimos a las pistas de la parte de atrás del albergue, en donde habían colocado
mesas repletas de bebidas, incluido calimocho, frutos secos, aperitivos en
general, había una pequeña mini cadena dando ambiente con música variada, y
hasta consiguieron sacar una tele del albergue con un karaoke.
La
velada se sucedió en un ambiente raro, había gente llorando en algunas zonas
bajo los árboles que rodeaban a las pistas, tristes por tenerse que despedir de
sus amigos del verano, algunos comían y bebían mientras cantaban con los
monitores, otros como Roberto y Erika estaban demasiado ocupados como para
entretenerse en llorar, e incluso Mario parecía haber encontrado una nueva
amiga a la que dar el coñazo, una rubita más bien tonta, con la que casualmente
había hecho buenas migas y con la que darse el lote. En un momento determinado
Roberto se me acercó.
-Oye tú, no subas hoy al cuarto,
lo necesita Mario
Sin
tiempo para decirle nada se dio la vuelta y se marchó con Erika que le esperaba
a unos metros detrás de él, juntos salieron de la instalación y enfilaron la
calle, imaginé que donde habían pasado la anterior noche. Me quedé pensando que
aquel día dormiría en la calle, pero en ese momento oí una voz que me resultó
familiar, era Dani y estaba en el karaoke, y lo hacía, realmente mal. Cuando
terminó de berrear una canción del canto del loco me acerqué a él.
-No has estado mal del todo – le
dije con una sonrisa burlona.
-¿Tú crees? –me dijo con gesto de
sorpresa.
-Ha sido horrible, de verdad, no
vuelvas a hacerlo.
Poco
a poco la gente fue abandonando la pista con dirección al edificio para pasar
la que sería la última noche de aquel campamento.
-Oye – dije dirigiéndome a Dani –
¿me puedo quedar contigo esta noche?
-¿Te han vuelto a dejar en la
calle esos dos hijos de puta?
-Si – dije con mirada triste
Aunque
realmente no estaba muy triste, prefería dormir en cualquier portal antes que
acabar toda la noche maniatado y lefado.
--Claro, querrán su polvo de
despedida, de acuerdo, vamos, pero tendrás que pagarme – dijo con una sonrisita.
-Si, si, lo que sea
Cuando
entramos en la habitación instintivamente me agaché a desatarme los cordones.
-No, no te quites nada, ven aquí,
túmbate en esta cama.
Me
levanté y fui a la cama que había sido de Mario y me tumbé.
-¿Así?
-Si así-, dijo cogiéndome la
almohada de debajo de la cabeza y sacándole la funda -levanta la cabeza, y pon
las manos atrás.
Hice
lo que me mandó sumisamente, pero no entendía para qué quería aquello. Me
colocó de nuevo la almohada bajo la cabeza, cogió mis manos y las ató
fuertemente a la cama.
-Jo no me libro un día – dije
casi con tono de puchero.
-Ya te dije que te cobraría, pero
si quieres te puedes marchar.
-No, no, qué más da, total, un
día más….
-Hoy no será un día más – me dijo
misteriosamente.
Cuando
terminó de atarme las manos se sentó sobre mi polla, y puso un pie a cada lado
de mi cuerpo. Empezó a desatarse los cordones de ambos pies a la vez.
-Intenta adivinar de qué color
llevo los calcetines hoy-
Llevaba
puestos unos vaqueros y no se le veían los tobillos, pero yo ya me había tomado
la molestia de mirarlo durante la noche.
-Grises – le dije decididamente y
con una sonrisa en la cara.
-Vaya, sí que te molan, me tienes
controlado – dijo sorprendido.
Se
quitó las juma blancas, y efectivamente, había acertado, grises claritos
tobilleros, manchados de sudor.
-Bueno pues disfrútalos – me dijo
poniéndome los dos en la cara.
No
olían demasiado, estaban calientes y ligeramente húmedos, yo aspiré, me
encantaban, mi polla comenzó a subir dentro de los pantalones y Dani se dio
cuenta, aunque no me dijo nada, me los restregó y yo empecé a lameteárselos. Mi
polla luchaba por salir.
-Ya noto que esto te está
gustando eh –dijo sonriendo.
Se
levantó y se fue a mis pies, empezó a quitarme las zapatillas, y los calcetines
de Erika aparecieron.
-Bonitos calcetines, y bonitos
pies también jejejeje.
-Gracias – dije un poco cortado.
Agarró
mis pantalones y me los sacó con fuerza. Mi polla salió, ya babeaba, estaba a
mil. Dani se acercó a mi polla y me la agarro, acercó su cara y sin dejar de
mirarme me pegó un lametazo en la punta.
-Ufffffffff – me estremecí por
completo.
-No eres el único que la sabes
chupar – me dijo descapullándome.
Aquella
declaración me dejó completamente sorprendido, no me creía lo que estaba
viendo, aunque era cierto que Dani siempre me había tratado muy bien comparado
con los otros dos. Se metió mi polla en la boca y me la chupó, era la primera
vez que me la chupaban, normalmente era yo el que tenía ese trabajo.
-Ufff, si si, sigue sigueeeeee –
dije cerrando los ojos.
Era
increíble como movía la lengua por mi polla era todo un experto, yo gemía y me retorcía disfrutando de aquello, de
repente, paró, abrí los ojos y le miré como si observase a alguien que hubiera
cometido un crimen horrendo.
-No me dejes así tío.
-Tranquilo – dijo levantándose y
yendo hacia un armario.
Volvió
con dos calcetines, uno de cada mano, eran los blancos con la puntera y el
talón en naranja que tanto me habían gustado.
-¿Te acuerdas de estos
calcetines? – dijo pasándome uno por la nariz.
-Sí, ya lo creo.
Se
sentó en mitad de la cama, dejó uno junto a mi costado, y el otro me lo puso en
la polla, a modo de condón, me hizo gracia ver la parte naranja del calcetín
con forma de polla.
-Jajajaaj ¿qué haces? – le dije
observando.
-Ahora lo verás.
Empezó
a pajearme con el calcetín puesto como si la vida le fuera en ello, no tardé en
empapar la punta que se oscureció.
-Aaaah tiooo siii siii
Estaba
disfrutando como un loco, con cada meneo, y sin previo aviso me metió un dedo
en el culo. Aquello precipitó mi corrida de forma brutal.
-Mmmmmmmmmmmmm aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh,
siiiiiiiiiiiiiiiiii
Lancé
chorros y chorros de leche, creo que fue una de las corridas más brutales hasta
la fecha, empapé por completo el calcetín.
-Este está lleno, ¿lo
sustituimos?
Me
quitó el calcetín de la polla y lo tiro al suelo, cogió el otro y me lo colocó
exactamente igual. Se sacó el pantalón y lo tiró a su cama, su polla estaba
totalmente tiesa, le estaba gustando tanto o más que a mí todo aquello. A
continuación se puso entre mis piernas. Yo las subí facilitándole el trabajo.
Puso la polla en mi culo, y apretó un poco.
-Ufff, sigue sigue – le dije
apretando los dientes.
Apretó
un poco y entró sin dificultad.
-Mmmm – gemí, aquella polla me
iba como anillo al dedo.
Se
la sacó, cosa que me sorprendió, comenzó a pajearse, me lanzó un escupitajo y
lo extendió con el dedo.
-Voy – me dijo sin más.
Apretó
con cierta fuerza y me la metió casi entera.
-Aauu- cuidadoo
-Perdona
Empezó
a apretar y a follarme lentamente, poco a poco su polla lubricaba y se movía
con más facilidad, provocándome un inmenso placer.
-Sigue sigue – le pedía.
Agarró
mi polla de nuevo que estaba con el calcetín seco y empezó a pajearme. Se había
deshinchado un poco pero no tardó mucho en reaccionar.
-Aaah, tioo tiooo uffffff
Me
estaba follando el culo brutalmente, y la paja no tenía desperdicio, además no
podía hacer nada porque estaba atado. Me pajeó más y más al tiempo que amentaba
el ritmo.
-Aaaah, no aguantooo - grité.
Me
apretó la polla y cerró los ojos, empezó a correrse en mi culo mientras
apretaba más y más.
-Mmmmmm si si mmmmmm que ricoooo
– dijo apurando la paja.
-No puedooo no puedo
aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh- empecé a correrme de nuevo, empapando el calcetín.
Sacó
la polla de mi culo y la puso frente a mi boca, se la chupé con todas las
ganas, el me miraba con mirada de cansancio y de placer. Cuando terminé me
quitó el calcetín de la polla y lo tiró al suelo.
-¿Habrá que dormir un poco no? –
me dijo con una sonrisa.
-Sí, pero, ¿me desatarías? –dije
con más esperanza de la que había tenido en anteriores ocasiones.
-Como es el último día, haré una
excepción jejejejej
Me
desató y se acostó, yo me saqué la camiseta, me estorbaba, estaba acostumbrado
a estar sin nada de ropa, me metí en la cama, aquella cama olía a Mario y eso
no sé porqué hizo que mi polla hiciese un amago de levantarse de nuevo, pero
estaba agotada después de tanto trabajo, a fin de cuentas, tendría tiempo de
despedirme de Mario y Roberto por la mañana.
ME HA ENCANTADO, SOBRE TODO LOS PERSONAJES, AMO A MARIO AUNQUE HA SIDO UN POCO REPETITIVO, FALTABA ALGUNA COMIDA DE CULO Y ALGUN PEDETE
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